Sí, sudor y lágrimas (que no sangre), me costó traer este ejemplar de porcino de las lejanas tierras de Bolivia, al regreso de una de mis vacaciones en Santa Cruz.
Lo encontramos en una feria callejera, en un pueblecillo llamado Cotoca, de cierta fama por ser sede de la fiesta de la Virgen del mismo nombre.
Pueblo similar a muchos otros de las cercanías, que nos llamó especialmente la atención por dos cosas: Este cerdo, y el hecho de que en los árboles de su plaza principal, en lugar de los jotes que estamos acostumbrados a ver los nortinos, campeaban los perezosos...
(con su lentitud habitual, por supuesto).
En fin, que traer este cerdo en un viaje de 4 días, en 4 buses diferentes, 3 de ellos bolivianos (absolutamente folklóricos, por lo demás), no fué tarea fácil, y no me sentí realmente tranquilo hasta que hubimos llegado a casa y pude sacarlo del bolso en que lo traíamos...
Mide no despreciables 30 cms de largo.