Una porquería de colección... o una colección de puercos, lo mismo da...

Hace años atrás, se me dió por coleccionar algo diferente, que colecciones había ya tenido, y más de una, pero no eran originales.
Y así, se me ocurrió coleccionar puercos (cerdos, chanchos, cochinos, marranos o cualquier otro de sus muchos nombres), porque me dí cuenta de que había cierta variedad de estos animalitos, y nunca supe de alguien que los coleccionara.
Claro, que alguien coleccione buhos, tortugas, elefantes, gatos, perros, etc., hay. ¿Pero cerditos?
Nunca he visto ni escuchado decir que exista quien lo haga.

miércoles, 27 de enero de 2010

Sudor y lágrimas...

Sí, sudor y lágrimas (que no sangre), me costó traer este ejemplar de porcino de las lejanas tierras de Bolivia, al regreso de una de mis vacaciones en Santa Cruz.

Lo encontramos en una feria callejera, en un pueblecillo llamado Cotoca, de cierta fama por ser sede de la fiesta de la Virgen del mismo nombre.

Pueblo similar a muchos otros de las cercanías, que nos llamó especialmente la atención por dos cosas: Este cerdo, y el hecho de que en los árboles de su plaza principal, en lugar de los jotes que estamos acostumbrados a ver los nortinos, campeaban los perezosos... (con su lentitud habitual, por supuesto).

En fin, que traer este cerdo en un viaje de 4 días, en 4 buses diferentes, 3 de ellos bolivianos (absolutamente folklóricos, por lo demás), no fué tarea fácil, y no me sentí realmente tranquilo hasta que hubimos llegado a casa y pude sacarlo del bolso en que lo traíamos...

Mide no despreciables 30 cms de largo.

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