Una porquería de colección... o una colección de puercos, lo mismo da...

Hace años atrás, se me dió por coleccionar algo diferente, que colecciones había ya tenido, y más de una, pero no eran originales.
Y así, se me ocurrió coleccionar puercos (cerdos, chanchos, cochinos, marranos o cualquier otro de sus muchos nombres), porque me dí cuenta de que había cierta variedad de estos animalitos, y nunca supe de alguien que los coleccionara.
Claro, que alguien coleccione buhos, tortugas, elefantes, gatos, perros, etc., hay. ¿Pero cerditos?
Nunca he visto ni escuchado decir que exista quien lo haga.

jueves, 28 de enero de 2010

Músicos...

No recuerdo de dónde ni cómo llegaron estos músicos andinos, pero por el tipo de artesanía, y los instrumentos que llevan, es de suponer que los trajimos también de Bolivia.
Quedan dudas, sí, porque ahora se pueden encontrar las mismas artesanías en todas partes, de manera que es difícil saberlo. Ni siquiera se puede confiar en los vendedores, pues muchos de ellos no saben ni lo que venden...

miércoles, 27 de enero de 2010

Sudor y lágrimas...

Sí, sudor y lágrimas (que no sangre), me costó traer este ejemplar de porcino de las lejanas tierras de Bolivia, al regreso de una de mis vacaciones en Santa Cruz.

Lo encontramos en una feria callejera, en un pueblecillo llamado Cotoca, de cierta fama por ser sede de la fiesta de la Virgen del mismo nombre.

Pueblo similar a muchos otros de las cercanías, que nos llamó especialmente la atención por dos cosas: Este cerdo, y el hecho de que en los árboles de su plaza principal, en lugar de los jotes que estamos acostumbrados a ver los nortinos, campeaban los perezosos... (con su lentitud habitual, por supuesto).

En fin, que traer este cerdo en un viaje de 4 días, en 4 buses diferentes, 3 de ellos bolivianos (absolutamente folklóricos, por lo demás), no fué tarea fácil, y no me sentí realmente tranquilo hasta que hubimos llegado a casa y pude sacarlo del bolso en que lo traíamos...

Mide no despreciables 30 cms de largo.

Y si hablamos de significantes...

Bueno, ninguno más significante que éste, que es tan antiguo como algunos miembros de la familia, y que muestra -tal como ellos- el paso de los años...

Lo cierto es que -hace ya un lustro- cuando buscaba algo que coleccionar que no fuese lo tradicional y común, mis ojos tropezaron con este cerdito, y se me vinieron muchos recuerdos
encima, y me quedó claro qué hacer...


Un imperdonable olvido

Realmente, es un imperdonable olvido haber dejado fuera de la fotografía principal a dos de los miembros más significativos de esta colección:

Uno de los más pequeños, que por su tamaño (2 cms.) se entiende haya quedado por allí "trascerdado" (entiéndase "traspapelado", pero aplicado a un cerdo).


Y lo que sí resulta inadmisible es que se me olvidara ¡el más grande!... (30 cms de alto, sentado)


sábado, 16 de enero de 2010

Chancho con pebre...



Este práctico cerdo para el pebre, nunca usado para tales menesteres, por cierto,
es uno de los miembros "útiles" de mi colección.
Queda pendiente acordarme alguna vez de donde apareció...


Transformer


Este simpático pequeño procede de un llavero.
No recuerdo cómo lo obtuve
(confieso que nunca llevé un registro, y hoy me arrepiento).



De verse como una carita de cerdo, puede transformarse en un cerdo completo.
Sólo se echa de menos la cola...

viernes, 15 de enero de 2010

De alcurnia



Alguien podría dudar de sus méritos para ser nombrado en primer lugar,
pero le he concedido este honor
porque nadie puede dudar de su rancio linaje...

Procede de Londres,
Inglaterra,
y contiene una moneda de 5 peniques,
(la que fué puesta en su interior al momento de fabricarlo).

Me lo regaló mi hermana Cecilia,
quien me lo trajo especialmente como un aporte a esta colección.